¡Sea la luz! – Parte 1

La energía eléctrica y la luz se han vuelto conceptos muy familiares para mí en los últimos días. En esta entrada te comparto una pequeña meditación sobre lo que he aprendido en mi aventura con la energía eléctrica.

 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.

Génesis 1:3-4

Luz… todos podemos identificar fácilmente lo que es luz. Quizás no sabemos describirla, pero podemos verla. Podemos decir que es algo brillante, algo luminoso (valga la redundancia), algo visible, vaya. Pero, ¿cómo se produce la luz? ¿De dónde viene? Si alguna vez algún contacto o apagador te ha dado «toque», entonces has sentido la energía eléctrica. Sin embargo, cuando ves un foco encendido puedes ver la luz pero no sientes esa energía, ¿verdad?

La energía eléctrica es algo sumamente interesante. El año pasado comencé a trabajar en Electricann, un proyecto de venta de material eléctrico industrial. ¿Qué sabía yo de temas eléctricos? ¡Prácticamente nada! Sólo sabía que un foco da luz, y ya. Así que… comenzó esta aventura que ya lleva algunos meses en pie y gracias a Dios sigo aprendiendo.

material_electrico

Algo del material que vendemos. Botones de paro y arranque, contactores, etc.

Y bueno, te preguntarás sobre qué trata esta entrada en sí, debido al título. Bueno, debido a que yo no sabía nada de temas eléctricos, comencé a informarme, a leer manuales, ver tutoriales y cursos, además de meterme a la Escuela Mexicana de Electricidad, para aprender más sobre el tema de la energía eléctrica y poder empaparme de información útil y relevante sobre los productos que vendo.

¿Qué tiene que ver esto con Génesis 1:3-4? ¿Qué tiene que ver con la luz o la energía? Que en todos los trabajos que he tenido (los cuales prácticamente han sido 3, jajaja) Dios siempre ha tenido una lección FUNDAMENTAL qué enseñarme. Esto comencé a verlo durante mi tiempo en el Instituto Ministerial Hebrón, donde en cada trabajo que me tocaba hacer como interno, Dios tenía una lección para mí… lecciones que hasta el día de hoy siguen siendo parte fundamental e integral de mi vida.

¿Quieres saber qué lección Dios tiene para mí…? ¡Yo también! =D. Si bien el Señor ha utilizado este trabajo para enseñarme muchísimas cosas, aún no sé cuál es la lección principal que Él quiere enseñarme. Esto es emocionante, pues estoy a la espera de aprenderla y poder integrarla a mi diario vivir, tal cual he integrado las lecciones previas que Él me ha dado.

Ahora bien, meditando un poco sobre esto que estoy aprendiendo, y habiendo ya hecho algunas prácticas en la escuela, en lo personal he comenzado a pensar en lecciones prácticas que puedo aprender de la energía eléctrica. En la escuela las clases prácticas tienen que ver principalmente con conectar focos, pues esto es más visible, así que las pequeñas lecciones que he aprendido parten de allí… viendo luz.

Él creó la luz

Génesis 1:3 nos muestra que Dios hizo la luz. Si bien la luz per se hoy la podemos entender por medio de una explicación científica (es la emisión de fotones… pequeñas partículas luminosas, dejémoslo así sencillo), vemos que Dios fue quien dijo «sea la luz». ¿No es maravilloso? Imagina vivir en medio de la oscuridad, sin ver nada. A nuestra forma de ver, sería imposible vivir así… pero es porque ya conocemos lo que es la luz, y nos damos cuenta de su relevancia en nuestras vidas.

Dice Juan que «la luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella«. Un poco de luz es visible rápidamente, no importando cuán grande sea la oscuridad alrededor. ¿No has caminado alguna vez durante una noche muy oscura… y de repente sale la luna y con su pura luz puedes guiarte en el camino? Si bien es tenue en ocasiones, esa poca luz es suficiente para que uno pueda ver.

En la escuela nosotros no creamos la luz, sino que permitimos que el paso de energía a través de los focos o lámparas produzca fotones y estos son los que nuestros ojos captan y entonces «vemos la luz». Es interesante ver cómo por medio de unos cables y unos interruptores podemos encender y apagar «la luz».

Apagador de 4 vías

¡Tuvimos luz! Este fue nuestro cuarto ejercicio. Fue una gran alegría para nosotros que funcionara.

Sin embargo… hay una luz que no podemos crear ni controlar: la luz de Dios. Dice Juan:

 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

Juan 1:9

Me fascina este versículo. Dice que Él es la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Dios hizo la luz al principio de la Creación, pero Juan dice que Él es la luz. ¿No es hermoso? Esa luz verdadera aparece en diferentes vidas, en un momento… y así como cuando entramos a un cuarto y activamos el interruptor y prendemos la luz, así cuando conocemos a Cristo una luz se enciende en nuestro interior y venimos a ser hijos de luz.

Es Dios quien dice «¡sea la luz!» en una vida y es en ese momento entonces cuando la gente puede conocer a Dios, a la Luz Verdadera. En la vida del apóstol Pablo esto sucedió de una manera muy, pero MUY vívida:

 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

Hechos 9:3-5

En ese momento en la vida del apóstol Pablo se escuchó «¡Sea la luz!» y entonces la luz verdadera vino a alumbrar la vida de Pablo. Cuán maravilloso es saber que en la vida de ustedes y en la mía, queridos lectores, Dios ha dicho «¡Sea la luz!» y así dejamos de vivir en las tinieblas del pecado. Es Dios quien decide llenar de luz una vida, es Él quien «enciende el interruptor» y nos trae a Su admirable luz.


Si tú aún no conoces a Aquel que es la luz verdadera, hoy te invito a que busques que Su luz alumbre tu vida. Si te sientes apagado, sumergido en tinieblas; si sientes que en tu vida hay oscuridad y confusión, es tiempo de acercarte a buscar la luz. Dios ha oído muchas oraciones, ¡Él puede oír la tuya! Acércate a la Luz, y entonces la tinieblas se alejarán de tu vida.

Si, por el contrario, tú ya has sido iluminado por la Luz de la vida, entonces es tiempo de pedirle a Dios que Él alumbre a otras vidas. Todavía hay muchos que viven en tinieblas. ¡Oremos para que Dios haga resplandecer Su luz sobre ellos!

En las próximas entradas hablaremos más sobre lecciones que podemos aprender de la luz. ¡Gracias por leer!

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