Estaba revisando el material para la entrada que publicaré el día de mañana, pero me faltaba un dato. Revisé no sé cuántas veces en mi computadora, pero no podía encontrarlo… hasta que recordé mi amado diario que llevaba durante mi estancia en el instituto bíblico, ¡y allí estaba! Por eso estoy contento de haber retomado la costumbre de llevar mi diario, ¡uno nunca sabe cuándo va a necesitar lo que allí escribe!

También me dio gusto leer muchas experiencias, lindas y amargas, que he tenido a través de los años. Es increíble cómo uno va progresando en la vida. Definitivamente recomiendo llevar un diario, ¡porque la memoria falla!