Nada le detuvo – ¡Tiempo de leer!

Hoy quisiera haber con un libro que me atrapó y que pude leer en pocos días. Cuenta la vida de un hombre muy interesante: el Dr. Albert Schweitzer.

Acabo de terminar de leer un libro hace una media hora; sí, ya sé, son casi las 12 de la noche, en una tranquila noche en la ajetreada Ciudad de México. A decir verdad, tenía mucho sueño, pero después de hacer la lectura bíblica junto con mi esposa, tuve antojo de unas palomitas de maíz y me senté a leer. Lo siento, pero amo comer mientras leo. Esto fue un algo que aprendí de mi mamá, a quien le gustaba picar algo mientras leía.  ¿Por qué estoy escribiendo la reseña en este momento? Porque fue una lectura interesante y muy placentera, además de que tenía  buen tiempo sin hacer una lectura de placer.

Sin más preámbulo, el libro que recién terminé de leer es Nada le detuvo.

Título: Nada le detuvo
Autor: Janet & Geoff Benge
Editorial: JUCUM
ISBN: 978-1-64836-078-7

Reseña: «Criado en la frontera franco-alemana, e hijo de un pastor luterano, Albert Schweitzer adoptó un punto de vista pacífico de la vida. Estudió teología, música y filosofía y escribió numerosos libros. A los treinta años decidió estudiar medicina. Con su esposa, Hélène, fundó un hospital misionero en Lambaréné, Gabón.

Consagrado a la labor sanitaria en África, también fue un faro de esperanza para un futuro mejor en una Europa devastada por la guerra. Recibió el Premio Nobel de La Paz. Su influjo en las misiones médicas se viene notando hasta hoy, inspirando asistencia y compasión hasta los confines de la tierra».

 

Opinión personal: Quedé asombrado por todo lo que el protagonista, el Dr. Albert Schweitzer, estudió e hizo. Sin duda, fue un hombre que se esforzó mucho y estudió para obtener conocimientos que le servirían en el futuro.

Algo que me maravilló de este hombre, es que nada le detuvo… ¡ni la edad! Estudiar medicina a los 30 años es algo increíble. Yo actualmente tengo 33 años y no me imagino estudiando algo como medicina; sin embargo, este hombre le pidió dirección a Dios y sintió que debía estudiar medicina para servir a otros… ¡y vaya que lo hizo! Lo que logró hacer en el Gabón es algo admirable, y un testimonio de que Dios provee para Su obra.

Me impresiona leer cómo es que allá en la lejana selva de África, se pudo construir un hospital. Normalmente pensamos en hospitales como lugares ultra limpios, pero allá en la selva, donde por todos lados hay tierra y plantas, ¿cómo podría hacerse un hospital? Sólo Dios lo sabe.

Algo que me dejó muy pensativo y me llevó a ponerme de rodillas ante el Señor fue que el Dr. Schweitzer tuvo una influencia muy grande alrededor del mundo. Si bien no sólo se le conoce por su trabajo en el hospital, el hecho de que pudiera tener interacciones con personas como la Reina y el Primer Ministro de Inglaterra, o correspondencia con Albert Einstein, me pone a pensar en el hecho de que aún es posible que hombres De Dios puedan tener una influencia sobre el mundo actual.

Si bien estamos llegando a un tiempo de mucha oscuridad donde las tinieblas del abismo están llenando cada rincón de la tierra, el pensar que alguien, un hombre o una mujer de Dios, pueda tener un acercamiento con líderes mundiales o figuras reconocidas a nivel internacional me produce un bullido de pensamientos en mi mente. ¡Cuán grande sería que hombres de Dios tuvieran influencia divina sobre el planeta! Sé que eso está por venir, donde veremos a los hijos maduros de Dios tomando el control de los gobiernos mundiales… pero, en este momento donde eso aún no sucede, cuán precioso sería ver a gente piadosa volviendo a tener relevancia en este mundo caótico.

Nada le detuvo al Dr. Schweitzer, y ojalá nada te detenga a ti, amado lector, de seguir buscando qué es lo que Dios quiere para ti. Que nada te detenga a seguirte esforzando en aprender, en estudiar, en tener conocimientos que se puedan poner a los pies de Cristo, para que Él los use para Su gloria. Pero, sobre todo, que principalmente tengas el conocimiento del Santísimo, para que no perezca por falta de conocimiento. Amén.

css.php