Airaos, pero no pequéis

"Airaos, pero no pequéis... ni deis lugar al diablo"

Apóstol Pablo (Efesios 4:26-27)

Airaos, pero no pequéis

Airarse: irritarse, enfurecerse

La imagen que encabeza esta cita lo dice todo. ¿Quién no se ha enojado o enfurecido alguna vez? Enojarnos es parte de la naturaleza con la que Dios nos creó. Muchas personas creen que enojarse es malo, e incluso catalogan a aquellas personas que se enojan como «amargadas». Sin embargo, ¿por qué el apóstol Pablo -un gran hombre de Dios-  le dice esto a los efesios? ¿Acaso está incitándolos a que sean «enojones»? Por supuesto que no.

Todo ser humano tiene la capacidad de enojarse, pues el enojo es parte inherente de nuestra naturaleza, y también está presente en la naturaleza del Creador. ¿Cómo? ¿Dios también se enoja? Mira lo que dice el siguiente verso.

 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.

Marcos 3:5

La palabra griega que se usa aquí para «enojo» (Gr. «orge», ὀργή) pertenece a la misma familia que la palabra «airaos» (Gr. «orgizo» ,ὀργίζω) que el apóstol Pablo utiliza en Efesios 4:26. El Señor Jesús tuvo enojo,  pero Él no pecaba con Sus palabras. Lo único que hizo fue dirigirse al hombre para sanarlo… muy similar a nosotros, ¿eh? ¿Qué hubieras hecho tú si hubieras estado en Su lugar? Es muy seguro que nosotros hubiéramos usado las palabras para poder decirles a los fariseos «sus verdades» -como decimos en México- pero notamos que el Creador no actuó de esa manera. Allí es donde las palabras del apóstol Pablo hacen un eco en nuestro corazón: «airaos, pero no pequéis».

En más de alguna ocasión me he enojado. Muchos me han dicho que era muy enojón antes, y que aún lo sigo siendo, y creo que tienen razón. Pero, ¿qué pasa en ese momento donde algo enciende el enojo? ¿Qué hago? Más de alguna vez he ofendido con mis palabras a los demás, y al hacer esto, estoy pecando, porque si ofendo a un hermano, y por causa de mi ofensa se pierde, ¿no lo toma Dios en cuenta? ¿Qué haces tú cuando te has enojado con alguien? ¿Has pecado con tus palabras al decirle algo hiriente, o pecado en tu corazón pensando palabras, maquinando cosas, aún sin expresarlas? Airaos, pero no pequéis… ni deis lugar al diablo.

Una niña enojada

No tiene nada de linda, ¿verdad?

¿Dar lugar al diablo? Sí. Cuando te enojas y malos pensamientos comienzan a entrar en tu corazón, si les das una oportunidad el diablo comenzará a trabajar en tu mente haciéndote que hagas o digas cosas que van en contra del amor fraternal que nos enseña Jesús. ¿Has visto familias en las cuales no pueden verse el uno al otro? Muchas de ellas pasaron por algún momento donde hubo enojo, ira, y al permitir que diferentes pensamientos e ideas entraran en sus mentes, el diablo causó estragos. El diablo va a utilizar ese momento en el cual te enojas para hacer algo que vaya en contra de Dios. Una sola palabra en un momento de furia puede causar estragos permanentes en una vida. Puedes pasar de ser una persona amigable y agradable a convertirte en una persona maldiciente y realmente amargada si permites que el diablo aproveche la oportunidad de tu enojo.

Ahora, si has leído la Escritura, te has de haber dado cuenta que he dejado a un lado una frase importante del verso 26 de Efesios 4: no se ponga el sol sobre vuestro enojo. Es una frase impactante y extremadamente poderosa. ¿Te ha sucedido alguna vez que te hayas enojado con alguien, y al irte a dormir le das vueltas y vueltas al asunto? ¡Mucha gente vive así toda su vida! Recuerdan una y otra y otra vez lo que alguien más les hizo, o aquella situación que les hizo enfurecer; cada noche, cada semana, cada año. El apóstol nos dice que no se ponga el sol sobre nuestro enojo, o sea, ¡no te vayas a dormir enojado! De los escasos recuerdos que tengo de mi niñez es a mi mamá diciéndonos este verso cuando nos enojábamos con mis hermanas, y desde que era pequeño siempre me causó temor irme a dormir estando enojado. ¿Por qué es importante que el sol no se ponga sobre nuestro enojo? Porque si en el momento del enojo surgen pensamientos que le dan lugar al diablo, ¡¿cuántas cosas no surgirán durante toda una noche!? Al ir a la cama estando enojados es muy seguro que le daremos vueltas y vueltas al asunto, generando más enojo, más rencor, más pensamientos malos… más lugar para que el diablo trabaje.

Dos personas discutiendoAiraos, pero no pequéis. ¿Te vas a enojar? Sin duda alguna lo harás, pero no peques. Quizás tengas una acalorada discusión con alguien y no estés de acuerdo con su punto de vista, ¡no te preocupes! Pablo y Bernabé tuvieron un desacuerdo tan grande que incluso los llevó a tomar caminos separados durante el segundo viaje misionero de Pablo. La Escritura no dice que se hayan enojado, pero creo que llegar a un desacuerdo así provocaría algo de molestia y enojo; al menos, sería lo que me sucedería a mí. Pero, incluso si ellos no llegaron a enojarse, creo que muchos sí nos enojaríamos y es allí donde podemos ver un ejemplo de airarse, pero sin pecar: Sí, me enojo por tal cosa, pero no permitiré que eso me lleve a actuar contra mi hermano; sí, quizás me enfurezca, pero no permitiré que el enemigo aproveche la oportunidad para hacer una mala obra en mi corazón. Si después del enojo te detienes, reflexiones y permites que la paz de Dios venga, verás que todo regresa a la normalidad; entonces puedes acercarte con tu hermano y disculparte, y entonces tendrás tranquilidad.

¿Qué harás la próxima vez que te enojes? Que Dios nos dé la gracia para no pecar, ir a la cama tranquilos y no dar lugar al diablo.

css.php