«Me dejó en visto ¬¬» – ¿Es la mensajería instantánea una cadena?

¿Cuántas veces has dejado de hacer de cosas por contestar los mensajes que te llegan? ¿Cuántas veces has sacado tu teléfono a mitad de una reunión familiar o con amigos para contestar «un whastapp»? Hoy quiero escribir sobre un tema que me ha estado vueltas por la cabeza: el poder que tiene la mensajería instantánea sobre nosotros.

Mensajería instantánea una cadena

Son las once de noche, estás cansado de un agitado día de trabajo. Tomas tu teléfono para poner la alarma y al momento de desbloquearlo se te dirige a la última aplicación utilizada, que hace unas horas fue una de mensajería instantánea… ¡Oh no! En otro punto de tu ciudad o del mundo ese último mensaje que recibiste se ha marcado como leído con alguno de esos hermosos ticks verdes o azules que tanto solemos amar (entiéndase la ironía). Como estás tan cansado cierras la aplicación, pones tu alarma y dejar caer el telón negro de tus ojos para disfrutar de una merecida noche de descanso.

A la mañana siguiente te espera un nuevo mensaje, más o menos con la siguiente fórmula:

«Oye, te pasas, me dejaste en visto y ni pío dijiste jaja»

«Estás ahí????»

«Ya sé que no me quieres hablar, pero al menos di hola, no? xD»

La pregunta que se me viene a la mente al pensar en esta situación es: ¿estamos forzados a contestar todos y cada uno de los mensajes que recibimos inmediatamente? Más de alguno podría decir «¡Obvio! Por ello se llama mensajería instantánea«, pero esta respuesta no me deja satisfecho. ¿Qué tiene de malo que dejemos pasar unos minutos, horas o quizás días antes de contestar un mensaje? En muchas ocasiones no he contestado mensajes por desidia, lo acepto, mientras que otros casos ha sido porque en el momento en que recibí dicho mensaje me encontraba en una situación en la cual no me era posible responder de forma inmediata, ya sea por tener las manos ocupadas, o porque el momento no era el indicado (como en ese servicio dominical cuando se te olvida apagar el celular, y de paso, ponerlo en silencio. True Story).

En esta sociedad actual en la que vivimos, donde la inmediatez en todo se ha vuelto no sólo un deseo, sino una obligación, el leer un mensaje y no responderlo de manera pronta se ha convertido en algo desagradable para algunas personas. Es por ello que actualmente vemos personas cabizbajas, mas no meditabundas ni melancólicas: todas ellas se encuentran absortas no en el pensamiento, sino en el mundo digital de la comunicación. Millones de seres humanos en la actualidad caminan con la cabeza agachada, tratando de no perder de vista ni por un segundo la amena conversación (o conversaciones) que tienen frente a sí, sin darse cuenta del mundo que les rodea. Les preocupa que los dejen en visto, o que ellos dejen a otras personas en esa condición.

Textear y conducir¿Hemos decidido entonces vivir encadenados? ¿Hemos dejado que otras personas tomen el control de nuestra vida por voluntad propia? Por mucho que defendamos que nadie nos controla y que contestamos a quienes queremos cuando queremos, creo que si hiciéramos un análisis imparcial nos daríamos cuenta que hemos permitido que un grillo sea colocado sobre nosotros. ¿Es la mensajería instantánea una cadena que nos mantiene atados? En lo personal, pienso que sí. Hace unos meses pude vivir en carne propia esta situación: tenía el celular conmigo todo el tiempo, y cada mensaje que llegaba lo contestaba de inmeditato mientras me fuese posible. Incluso llegué a hacer algo de lo cual ahora me arrepiento: enviar mensajes mientras conducía, algo contra lo cual ahora estoy en contra y evito hacer a toda costa. Con tal de no dejar a nadie en visto impuse un riesgo no sólo a mi propia vida, sino a las de terceros, que nada tenían que ver con la conversación que yo mantenía en ese momento. Esta fue sólo una vislumbre para mí de la carga que hemos decidido llevar al tratar de complacer a nuestros remitentes contestando sus mensajes de manera inmediata, sin medir consecuencias. ¿Me sucedía esto antes?

Recuerdo mucho aquellos tiempos donde la mensajería instantánea se relegaba a las cuatro esquinas de un monitor y plataformas como ICQ, AIM, Yahoo Messenger, PidginMSN Messenger se disputaban el trono de la comunicación. Eran aquellos días en los que todo mundo te preguntaba «¿tienes messenger? Dámelo para que platiquemos» (independientemente de la plataforma que utilizaras; messenger era el nombre que muchos utilizaban en general). La principal característica de este periodo era que para poder entablar comunicación tenías que estar frente a una computadora, lo cual ayudaba a que uno no se pasara todo el día frente a la pantalla (con todo, algunos lo hicimos en una que otra ocasión, cabe decir). Más adelante salieron plataformas com eBuddy que tenían su versión para celulares, como aquella que instalé en mi querido Nokia N95, y que te permitían continuar una conversación mientras estabas fuera de casa, además de otras plataformas que por ahora no recuerdo. Pero todo ha cambiado, la comunicación está ahora más que nunca al alcance de nuestras manos, vive dentro de nuestros teléfonos y por ello ha surgido ese deseo de estar todo el tiempo en contacto.

¿Hemos dejado que otras personas tomen el control de nuestra vida por voluntad propia?

¿Querías hablar con alguien en la era messenger? Dejabas un mensaje, y esperabas tener suerte de conectarte a la misma hora que la otra persona, ¿y hoy? Es cuestión de sacar del bolsillo tu teléfono al mismo instante en que éste suena. Hemos permitido que otras personas sean dueñas de nuestro tiempo; si alguien quiere platicar conmigo, ¿estoy realmente obligado a contestarle en ese momento? ¿Debo dejar lo que estoy haciendo, o mis planes futuros, para dedicarle mi tiempo a esa persona? Mucha gente toma a manera de desprecio el hecho de que uno no revise sus mensajes y dicen: «pero es que el whats dice que te conectaste por última vez a las 13:47, y yo te escribí a las 13:45; de seguro que viste mi mensaje«… sí, lo vi, ¿y? ¿Tengo que contestar? ¿Acaso no puedo revisar mi celular para ver sólo los mensajes que mi coordinadora me deja? ¿Conoces lo que estoy haciendo? Lo peor es que esta situación puede darse con múltiples personas, ¿te puedes imaginar cuando 6 personas te escriben? ¿Qué hacemos actualmente? ¿Por qué tenemos esa necesidad de estar en comunicación permanente? No sé cuál sea la respuesta, pero me preocupa el hecho de que muchos se quejen de que las empresas no respetan su privacidad, cuando ellos mismos la regalan; y no, no estoy hablando de redes sociales: estoy hablando de mi tiempo, mi espacio personal. Si por un mensaje que llega tengo que dejar lo que estoy haciendo, lo que disfruto o – en muchísimos casos – lo que tengo que hacer creo que hay algo que anda mal. Y ni qué decir de las reuniones en grupo: todos sacan sus teléfonos para platicar con alguien más, ¡la interacción social análoga es casi cosa del pasado! Además, se suma a esto todo tipo de situaciones: madres dejando que sus hijos casi se maten, novios y/o esposos dejando de tener comunicación entre ellos por estar pegados a sus teléfonos e incluso familias enteras dejando de tener tiempos de comida agradables por estar mirando a una pantalla, conversando con gente a cientos de metros e incluso kilómetros de distancia cuando a pocos centímetros tienen una persona real que también necesita de su tiempo.

Amigo texteando

¿Cuántas veces has sido testigo de esta situación?

Vuelvo a preguntarme, ¿es la mensajería instantánea una cadena? Creo que la respuesta a esta pregunta es personal. Como ya lo expresé, para mí sí lo es, y es por ello que he tomado las medidas que considero pertinentes para dejar de estar bajo su pesado yugo. Con esto no digo que no disfrute de una buena conversación vía mensajería instantánea, pues ciertamente muchas veces no nos es posible hacerlo más que de esa manera; antes bien, mi punto es que en vez de estar esclavizado a contestar cada mensaje, prefiero hacer lo posible para revisar los mensajes, decidir si es buen momento de contestar y entonces hacerlo. ¿Me molesta que me dejen en visto? No, cada persona tendrá sus razones para dejarme en visto; me gusta pensar positivamente: quizás esa persona está ocupada, o se le fue la señal, qué se yo; lo único que sé es que hay un motivo por el cual esa persona no me pudo contestar. Me contento con saber que no estoy disponiendo del tiempo de otra persona como yo quiero, que no estoy forzándola a atarse a una cadena, a convertirse en una esclava de mi deseo de comunicarme.

Y para ti, ¿qué es la mensajería instantánea?

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